William Godwin (1756-1836)

William Godwin (Vida y obra)

William Godwin

William Godwin (1756-1836). Nació el 3 de marzo de 1756, Wisbech, Cambridgeshire, Inglaterra, (Reino Unido) y falleció el 7 de abril de 1836, en Londres, Inglaterra, (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda). 

William Godwin fue un político y escritor británico, considerado uno de los más importantes precursores liberales del pensamiento anarquista y del utilitarismo.

Estuvo casado con  Mary Wollstonecraft (m. 1797–1797) de este matrimonio tuvo una hija Mary Shelley.

Tuvo influencias de Mary Wollstonecraft, William Shakespeare, Thomas Paine, Edmund Burke y Cicerón. 

William Godwin Nació el 3 de marzo de 1756, Wisbech, Cambridgeshire, Inglaterra, (Reino Unido) fue considerado como «el padre del anarquismo filosófico». Por supuesto que el anarquismo es intemporal, pero hemos de tener en cuenta que desde las teorías expuestas por Gerrard Winstanley, el principal exponente de los True Levellers (verdaderos niveladores) o Diggers (excavadores) en la revolución inglesa del S. XVII, se había hecho verdaderamente difícil, para ojos inexpertos, encontrar algún exponente del pensamiento «anti-autoritario» (aunque se pueda contar con Diderot, Marechal, Weishaupt y algunos otros).

Las teorías de Winstanley expuestas en su libro «La ley de la Libertad» (1652), eran realmente reveladoras, compuestas por una critica audaz contra el clericalismo, la ideología monárquica, los privilegios, las leyes, el poder político y sobre todo el orden establecido por la propiedad. Pero aun siendo Winstanley uno de los pioneros «anti-autoritarios», no llegaría a profundizar tanto en su critica al poder como lo haría William Godwin en el S. XVIII.

Aunque se le pudiera adjudicar a Winstanley la creación de ciertas hipótesis “libertarias», y hasta incluso sea la base de teorías económicas tales como la plusvalía (aunque sería Marx quien le daría este nombre y acabaría apropiándosela), ningún autor hasta William Godwin había puesto las bases de forma tan nítida, para una auténtica filosofía anarquista. Por ello lo que distingue a Godwin es que él no tiene solamente cierto talante ácrata, si no que a él se le puede denominar esencialmente como un pensador Anarquista (aunque obviamente nunca llegara a denominarse así, debido a que aún no se le había adjudicado la acepción de “orden”).

Lo primero de lo que hay constancia de Godwim es su ansia de conocimiento en la adolescencia, interesado principalmente en la filosofía, y dotado siempre de un carácter inconformista, fue desarrollando su visión critica, y si tenemos en cuenta la enorme influencia que tenían los grupos disidentes religiosos durante el S. XVIII (grupos que mayoritariamente abogaban por la libertad de conciencia y fe, manteniendo una actitud de confrontación contra el clericalismo institucionalizado y jerarquizado y apoyando una organización autónoma y descentralizada), no es de extrañar que Godwim criado en el arte de la disensión se sintiera atraído por estos movimientos.

Así que entre 1777 y 1783 fue sacerdote de la secta Sandemanian (aparentemente una secta calvinista radical), pero las ansias libertarias con las que se había forjado Godwin no conseguían satisfacción por la vía religiosa. Por ello después de seis años «sirviendo a Dios», dejó la secta y hacia 1785 se hizo definitivamente ateo y empezó a «servir al Pueblo».

El deseo de ayudar al individuo fue una constante intrínseca en la actividad de Godwin, convirtiéndose en el objetivo final de su vida. Su desarrollo y profundización en el estudio filosófico influyó en todo ello, concretamente la lectura de Swift (y sus mordaces sátiras contra el poder y el sistema capitalista), Holbach (y su reveladora visión materialista), y especialmente Helvetius (y su aguda crítica contra la religión) y sobre todo Rousseau (con su creencia en la bondad innata del ser humano).

Desde mi punto de vista Godwin cayó en una reflexión en la que estos autores no hicieron el hincapié debido (excepto Swift), si entendieron el poder como nefasto, sólo lo prescribieron así en algunas ocasiones considerando que este carácter dependía de quién utilizara el poder más que de la naturaleza del mismo. Godwin por el contrario es el primero en reflexionar sobre la condición intrínsecamente corruptora del poder, de todos estos autores fue el único que entendió el antagonismo entre libertad y autoridad, el único que no se dejó arrastrar por el contractualismo, el único que tuvo el valor para afirmar que el camino para la libertad no podía encontrarse sin el libre concurso del individuo, el único en definitiva, que llegó a entender que los hombres y las mujeres no son marionetas que deban ser regidos por tal o cual sistema, sino que son los únicos capaces y con derecho a decidir y crear su propio sistema.

Estas primeras hipótesis en defensa de la libertad fueron conocidas gracias a una serie de panfletos que Godwin escribía regularmente (después de trabajar en Grub Street), la rápida popularidad no cambió un ápice su modus vivendi.

Según todos los indicios, sus publicaciones aumentaron con el gran impulso que provocó la Revolución francesa, es evidente que ésta ejerció una gran influencia en él. Sin embargo esta supuesta Revolución, forjada con la lucha del pueblo y regada con la sangre del mismo, fue fomentada y absorbida por los intereses burgueses apropiándose de la misma.

La Revolución empezó a provocar las primeras decepciones en Inglaterra, (Reino unido) tanto entre los obreros (que esperaban su propia Revolución), como entre los intelectuales que veían cómo su utopía se deshacía. Pero, quizás los más sorprendidos con la marcha de la revolución fueron, obviamente, los gobernantes de las naciones vecinas.

Si ya les asustaba la expansión que habían tenido «Los Derechos del Hombre», escrito por Thomas Pain, e influenciado por Godwin, en los primeros días de la revolución, el curso que habían tomado los acontecimientos con la toma del poder de los jacobinos, les aterraba. Las medidas de represión en Inglaterra no se hicieron esperar; el gobierno de Pitt sometió a Inglaterra a su propio “reino del terror”, suspendió la Habeas Corpus Act, estableció una represión policial brutal y sobre todo aprobó la Gagging Act (acta de censura o amordazamiento). Se produjeron juicios draconianos por alta traición, en los que Godwin se destacó, escribió apasionados alegatos a favor de los acusados, en su papel de defensor consiguió grandes victorias.

El primer juicio que ganó supuso un precedente histórico para las libertades civiles en Inglaterra, (Reino Unido) gracias a él la gente ya no podría ser condenada ni por lo que dijera ni por lo que escribiera. A pesar de la resistencia de Godwin, la mayoría de intelectuales pro-revolucionarios se atemorizaron, el propio Godwin decía “soy valiente en mis pensamientos pero no en los hechos”, esta muestra de sinceridad no consigue anular su lema de aquellos años “es mejor no vivir en absoluto que vivir en miedo perpetuo”.

A pesar de la profunda influencia que ejerció la Revolución en Godwin, ni la decepción posterior, ni la ya mencionada represión, impidió que Godwin publicase en febrero de 1793, después de 16 meses de escritura, el que puede considerarse el punto de partida del pensamiento anarquista filosófico: «Investigación sobre la justicia política y la influencia en la moral y la felicidad» en dos volúmenes. En esta obra es la primera vez que se hace alusión al Selfgoverment o Autogobierno.

Según Godwin, convencido de la perfectibilidad del ser humano, todo mal se hallaba en cualquier intento de controlarlo, debido a que es este control el que empuja inevitablemente al hombre a actuar mal. Para Godwin el hombre es innatamente bueno, por tanto un individuo que tuviera todo lo necesario para vivir y desarrollarse no tendría ni la necesidad ni la obligación de actuar mal, es el control al que antes hacíamos referencia el que le obliga a actuar así. Por tanto, libre el individuo de toda atadura y control artificial alcanzaría unas cotas de perfección ilimitadas, ya que el desarrollo es, a su vez, infinito e ilimitado. Defendiendo esta creencia, Godwin se lanza como un ariete contra quienes considera responsables de este control: el estado, la iglesia y el sistema capitalista.

Pensamiento

El pensamiento de William Godwin (1756-1836) es quizás uno de los más desconocidos dentro del movimiento Anarquista, de los llamados “clásicos” anarquistas tan solo Kropotkin conocía su existencia, llega hasta tal punto su desconocimiento que muchos lo incluyen en la tradición de los “liberales radicales” o los utilitaristas, sin embargo y a pesar de esta profunda confusión, no hay más que ojear las páginas que plasman su pensamiento, para llegar a la conclusión de que nos encontramos ante un verdadero defensor de los postulados Anarquistas.

Esta desinformación es común cuando de pensadores Anarquistas hablamos, muchos siguen viendo en Stirner a un “individualista robusto”, en Lao-Tsé un santón religioso, y a un Tolstoi como un prolijo escritor, sin embargo más allá de la burda simplificación y los absurdos estereotipos, encontramos en todos ellos esas semillas de libertad que una vez germinadas tendrán el inevitable nombre de Anarquismo.

Este olvido histórico al que también se han visto arrastrados, Maréchal, Pugachev, Winstanley, Thoreau, Coeurderoy, Wilde, Claramunt, Déjacque, de la Sagra, Galleani, Sánchez Rosa, De Cleyre, Lucy Parsons, Yamaga, y tantos y tantos otros, es algo inexplicable cuando estamos hablando de pluralismo y anti dogmatismo, de un Anarquismo vital y vibrante.

Destaquemos algunos rasgos del pensamiento de Godwin, en 1º lugar hablemos de su Selfgoverment, (autogobierno). Para Godwin toda forma de gobierno independientemente de cómo se enmascara es inherentemente mala, todo gobierno, sea monárquico o democrático concibe al individuo como un ser malo por naturaleza, atribuyéndose el papel de corregir y castigar a este individuo, realiza en realidad totalmente lo contrario de lo que dice pretender. Considerando malo al individuo, nunca lo deja desarrollarse plenamente, neutraliza y atrofia su crecimiento personal impidiendo su madurez y el ejercicio de su individualidad. Dejando paso al libre desarrollo de los individuos conseguiríamos dotar de responsabilidad cada acto individual, obteniendo resultados tan positivos que nunca hubieran sido posibles mediante la autoridad. El estado no sólo interfiere el desarrollo individual entorpeciéndolo, también lo aleja del camino de la virtud corrompiéndolo, todo el mal del mundo procede porque el Estado corrompe la sociedad y la sociedad corrompe a su vez al individuo, alejándolo del camino de la virtud. Las propias palabras de Godwin sobre este respecto son claras:

Cualquier gobierno es por consiguiente un mal, una usurpación en el juicio privado y en la conciencia individual del género humano. […] debe cada amigo del género humano ver el período auspicioso de la disolución del gobierno político, de ese motor bruto que ha sido la única causa perenne de los vicios de la humanidad.

Con esto entramos en un 2º rasgo característico en Godwin, su creencia en la bondad innata del ser humano. Esto es heredado decididamente de Rousseau, aunque más expandido y radicalizado. Precisamente porque el individuo es bueno por naturaleza es por lo que no puede aceptar ese falso acuerdo tácito del contractualismo, el individuo no puede renunciar a su libertad, a su soberanía sobre sí mismo en detrimento de nada ni de nadie, porque como se explica en su 3º argumento característico, el camino de la moral no encuentra ni halla limites, la perfectibilidad humana llega a todos los campos y todos los completa, si tan sólo dejáramos al ser humano avanzar en el sendero de la virtud la humanidad encontraría otra ansiada “Edad de oro” (la perfectibilidad moral y humana de Godwin llega a tales puntos que en la 1º edición de su “Investigación sobre la justicia política” llegaría a manifestar su fe en la inmortalidad humana, aunque para su segunda edición quitó este comentario por considerarlo demasiado irreal). Esta sería la base para hallar toda la ambición que esconde la obra de Godwin la búsqueda de la felicidad.

De aquí también surge su ataque a la religión, ya que la entiende como “un sistema de sumisión ciega y de hipocresía desanimada, embaucando a la gente en un sentido falso de virtud”, por lo tanto, igual que toda forma autoritaria, debe desaparecer. Sus ataques contra la superchería y la superstición son antológicos. Hasta en sus tiempos de pastor calvinista llegaría a decir «el propio Dios no tiene derecho a ser un tirano». Entendiendo la idea de cualquier supervisión como tiránica, atacaba el matrimonio, siendo uno de los primeros que propusieron la abolición del mismo. Porque cualquier asociación que interfiera con la benevolencia universal debe evitarse; incluso las orquestas negaban la individualidad.

Con respecto a la propiedad, encontramos un socialismo integral que es pionero en todo, propugnaba también la de la propiedad privada, concibiendo a la misma en tres estados:

  • el primero y el segundo que hacen referencia a los objetos personales y a la creación intelectual.
  • y el tercero que es el que se ejerce sobre las materias primas y los medios de producción, que es el que para Godwin, debe abolirse sin remisión.

En conclusión, y aunque nos repitamos, vemos como todos estos principios demuestran el pensamiento íntimo de Godwin, él creía que el individuo podía desarrollarse ilimitadamente mediante su tremenda fe en la moral. Según sus palabras la moral nos permite detectar con presteza el error, porque todo vicio es un error y no el fruto de una predisposición maligna, por lo tanto, la moral podría apercibirse contar el vicio y corregir los actos equivocados de los hombres, pero el gobierno al intervenir en la vida social, impide que la razón ejerza su misión, si no hubiera autoridad se produciría un progreso moral en todos los terrenos, pues el hombre sólo puede elegir aquellas acciones que él, en principio, cree buenas.

Godwin opina que cuando la razón humana no sea corrompida por la sociedad autoritaria y el estado, y se halle en un marco social libre acabará por imponerse, ya que el mejoramiento de los individuos y mejoramiento de las instituciones políticas están destinados a producirse y reproducirse mutuamente.

Por todo ello, las relaciones individuales y sociales mediante la perfectibilidad moral, nos llevarán al principal objetivo de Godwin, la felicidad, ya que ahora sólo somos:

Mera sombra de hombres con un exterior engañoso, indigentes de sustancia y alma, pero cuando lleguemos a la tierra de la realidad el hombre conocerá lo que es, por la energía de pensamiento y la intrepidez de la acción, un mundo libre de angustia, melancolía, resentimiento, enfermedad e incluso muerte, un mundo de libertad.

Esta es en síntesis el pensamiento social de Godwin, el cual en 1797 se unió con la escritora feminista Mary Wollstonecraft, que murió al dar a luz a su hija. Mary Wollstonecraft fue la autora del primer libro feminista: «Vindicación de los Derechos de la Mujer», de la que Godwin haría una reedición, además también escribiría una biografía de su compañera.

Escribió Godwin, además, «Las Cosas como son o las aventuras del cabo Williams» 1794. «Historia de la Commonwealth» 1824, además de dos series de ensayo llamadas «Reflexiones sobre la educación, las costumbres y la literatura» 1797 ,«Ideas del Hombre, su naturaleza, hechos y descubrimientos» 1831; escribió infinidad de cuentos para niños, como «Cuentos de Shakespeare» 1807, en 1822 su negocio quebró teniendo que escribir para comer.

William Godwin murió el 7 de abril de 1836 en Londres, Inglaterra, (Reino Unido) en la miseria, aunque ejerciendo una gran influencia sobre el movimiento romántico (Byron y Shelley, cuñado de Godwin) y sobre la literatura radical de la época, siendo, sobre todo, un estandarte del anarquismo.

Podríamos hablar además de otros datos de su vida íntima, de otras grandes frases que de por sí ya valen una revolución, de la opinión que sobre él tiene Nettlau o sobre la sociedad godwiana que Coleridge y Wordsworth intentaran crear, pero este compendio de datos no puede dar más que un simple reflejo del genio del olvidado William Godwin.

William Godwin (considerado el padre del anarquismo filosófico)

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William Godwin nació en Wisbech, Cambridgeshire, Inglaterra, (Reino Unido) el 3 de marzo de 1756 y falleció el 7 de abril de 1836 en Londres, Inglaterra, (Reino Unido).

Fue un político y escritor británico, considerado uno de los más importantes precursores liberales del pensamiento anarquista y del utilitarismo. Es también famoso por las mujeres con las cuales estuvo vinculado durante su vida: se casó con la escritora feminista Mary Wollstonecraft en 1797 y junto a ella tuvo una hija, también llamada Mary, que ha pasado a la posteridad como la compañera del poeta Shelley y autora de la novela gótica Frankenstein.

Nació en Wisbech, Cambridgeshire, Inglaterra, (Reino Unido) tanto la familia paterna de William Godwin como la materna eran considerados como clase media, razón por la cual sólo se puede considerar como una broma del propio William el hecho de que él, un político reformista y filósofo radical, intentara trazar su apellido hasta los tiempos de los normandos y vincularlo al gran conde Godwine. Ambos padres (John y Anne) eran considerados calvinistas estrictos. Su padre, un sacerdote separatista, murió joven y nunca inspiró mucho cariño o pena en su hijo; pero, a pesar de sus diferencias de opinión, las relaciones de afecto entre William y su madre siempre existieron hasta su muerte a una edad muy avanzada.

William fue educado en la profesión de su padre en la Academia Hoxton, donde estudió bajo la tutela del biógrafo Andrew Kippis y del enciclopedista Abraham Rees. Al principio era más radical en su calvinismo que sus propios profesores, llegando a ser considerado un sandemaniano o glasita (seguidor de John Glas).

Tras sus estudios ejerció como sacerdote calvinista en Ware, Hertfordshire, Este de Inglaterra, Inglaterra, (Reino Unido), Stowmarket, Suffolk, Este de Inglaterra, Inglaterra, (Reino Unido) y Beaconsfield, South Bucks, Buckinghamshire,  Sudeste de Inglaterra, (Reino Unido).

Y fue en Stowmarket, Suffolk, Este de Inglaterra, Inglaterra, (Reino Unido) donde, a través de un amigo con fuertes opiniones republicanas llamado Joseph Fawcet, las enseñanzas de los filósofos franceses llegaron a él.

En 1782 se trasladó a Londres, Inglaterra, (Reino Unido) siendo todavía teóricamente un sacerdote, con la idea de regenerar la sociedad a través de su pluma, un verdadero entusiasta que no se encogía antes las conclusiones a las que le llevaban las premisas de las que partía. Adoptó los principios de los enciclopedistas, y en su ánimo estaba la abolición de todas las instituciones existentes: políticas, sociales y religiosas. Sin embargo, creía que un debate calmado era lo único que se necesitaba para realizar todo cambio, y desde el principio hasta el final de su carrera, despreció todo recurso a la violencia. Era un filósofo radical en el sentido más estricto del término.

Su primera obra fue la «Vida de Lord Chatham» (1783), publicada como anónima. Y, ya con su nombre, siguieron seis sermones sobre los personajes de Aarón, Hazael y Jesús, recogidos bajo el inapropiado apelativo de «Esbozos de Historia» (1784), y en los cuales, a pesar de aparecer en boca de un calvinista ortodoxo, enuncia la frase «El propio Dios no tiene derecho a ser un tirano«. Con el apadrinamiento de Andrew Kippis, empezó a escribir en 1785 para el «Annual Register» y para otras publicaciones periódicas, produciendo también tres novelas de las que hoy día no se tiene más información. «Los esbozos de Historia Inglesa», escritos para el «Annual Register» desde 1785 en adelante todavía hoy día son estudiados. También se unió a un club denominado los «Revolucionarios», donde se asoció frecuentemente con Lord Stanhope, Horne Tooke y Thomas Holcroft. En este punto, su carrera eclesiástica había sido completamente abandonada.

En 1793, con la revolución francesa en pleno apogeo, Godwin publicó su obra magna sobre ciencias políticas: «The Inquiry concerning Political Justice, and its Influence on General Virtue and Happiness» («Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y felicidad de la gente»). Aunque, hoy día, este trabajo es poco conocido y menos leído, supuso un hito en el pensamiento inglés. Godwin nunca había sido un obrero en ningún momento de su vida, pero no obstante era un motor para los obreros: un motor con efectos políticos. Justicia Política se convirtió en una obra al mismo nivel de la Areopagitica de Milton, el Ensayo sobre la educación de Locke y el Emilio de Rousseau.

Con «Justicia política» el autor quería decir «la adopción de cualquier principio de moral y verdad en la práctica de una comunidad,» y, por ello, el trabajo era una disquisición sobre los principios de la sociedad, del gobierno y de la moral. A lo largo del tiempo, Godwin se había «convencido de que la monarquía era una forma de gobierno inevitablemente corrupta,» y deseando una forma de gobierno más sencilla, gradualmente empezó a considerar que «el propio gobierno en su esencia impide la mejora del pensamiento,» lo que le reafirmó en los principios por los que más tarde sería conocido como uno de los precursores del anarquismo. La raíz de su pensamiento es la siguiente: las leyes que regulan la propiedad y la moral son inútiles si los hombres no son virtuosos y superfluas si lo son.

Godwin tuvo una considerable influencia en el pensamiento de su época. La fama que le dio «Justicia política» le atrajo la atención de otros pensadores notables como Coleridge, Priestley, Southey, Lamb, Hazlitt y Wordsworth. Sólo cinco años después de la publicación de «Justicia Política», Malthus escribió su Ensayo sobre el principio de la población, en parte respondiendo a las ideas de Godwin. Años después el propio Godwin respondería a dicho ensayo con el suyo propio: «Investigación sobre la población» (1820). Burke consideró la obra de Godwin como «puro ateísmo defecado, el pensamiento de esa pútrida carcasa de la revolución francesa«. Para muchos radicales, William Godwin se convirtió en un verdadero «profeta». Años después su influencia en escritores del Romanticismo como los poetas Lord Byron y Percy Bysshe Shelley sería considerable.

En 1797, se casó con Mary Wollstonecraft, famosa escritora que defendía fervientemente los derechos de la mujer, quien desgraciadamente murió producto de septicemia, once días tras el parto de quien seria la única hija de ambos, Mary Shelley.

Pero la fama se diluyó rápidamente. La violencia derivada de la revolución francesa, la acertada represión del gobierno y las disensiones entre radicales y moderados hicieron que Godwin dejara de tener un protagonismo político real. Su esposa murió pocos meses después de la boda durante el parto de Mary. Mary, a quien educó sobre principios tan estrictos del «racionalismo ilustrado», que su única posible rebelión fue la de escapar a los 17 años con Shelley (quien a la sazón era uno de los mejores discípulos y amigos del pensador). Al año siguiente a la muerte de Mary Wollstonecraft, Godwin publicó «Memoirs of the Author of A Vindication of the Rights of Woman» (Memorias de la autora de los derechos de la mujer), básicamente en memoria a su recién fallecida esposa.

En 1803 se volvió a casar, esta vez con Mary Jane Clairmont, una suiza ginebrina que ya tenía dos hijos: Charles y Claire, y que le daría un segundo hijo propio: William. Pero este segundo matrimonio no sería muy feliz y le impuso importantes cargas familiares. A partir de entonces, Godwin habría de escribir fundamentalmente para ganar dinero, dedicándose incluso a la literatura infantil.

En 1805 fundó una librería, que dirigió durante casi 20 años. Su círculo de amigos se hizo más reducido. Conoció a Shelley a quien apadrinó y de quien se hizo íntimo amigo. Pero, en 1814 su hija Mary y su hijastra Claire huyeron con Shelley, lo que terminó con la amistad entre los dos.

La última parte de su vida, Godwin la dedicó a la escritura de novelas, teniendo un éxito más o menos modesto; entre sus restantes obras de ficción más notables pueden citarse: la novela «Caleb Williams» (1794), «El mandeville» (1817), «Cloudesley» (1830) y «Deloraine» (1833). También escribiría una «Historia de la Commonwealth» entre 1824 y 1828.

En 1831 publicó la que sería su última colección de ensayos sobre filosofía política: «Thoughts of Man».

Hacia el final de sus días, sus problemas económicos se vieron notablemente aliviados cuando en 1833 recibió una asignación económica de 220 libras anuales por el desempeño de un puesto oficial (ironías del destino que el padre del anarquismo terminara desempeñando un puesto en el gobierno). William Godwin murió a la edad de 80 años, olvidado de todos excepto de un pequeño grupo de amigos, y fue enterrado junto a su primera esposa en el cementerio de Old St Pancras, de Londres, Inglaterra, (Reino Unido) aunque actualmente reposa junto a los restos de su hija Mary en Bournemouth.

Godwin creía en la capacidad de perfeccionarse del ser humano, en la idea de que no existen principios innatos, y por ello en la idea de que no existe una predisposición al mal. Consideraba que «nuestras virtudes y nuestros vicios pueden ser asociados a los incidentes que conforman la historia de nuestras vidas, y si dichos incidentes pudieran ser desprovistos de toda tendencia inapropiada, el vicio podría ser extirpado del mundo.» Para él, todo control del hombre por el hombre era intolerable, y habría de llegar el día en que cada hombre, haciendo lo que pareciera justo a sus propios ojos, estaría haciendo de hecho lo que es mejor para la comunidad, porque todos se guiarían por los principios de la razón pura.

En Godwin, este optimismo extremo combinaba con una fuerte creencia en el determinismo y la idea de que las acciones malignas de los hombres son producidas por condiciones sociales corruptas que eran heredadas y que cambiando dichas condiciones se podría acabar con la maldad en el hombre.

Godwin no creía que toda coerción y violencia era inmoral per se, tal y como lo hicieron Bakunin y Tolstoy; de hecho reconocía la necesidad de un gobierno en el corto plazo. Pero tenía la esperanza de que llegaría el día en el que dicho gobierno fuese innecesario. Tampoco era un igualitario extremista, sino que pensaba que la discriminación basada en otros fundamentos que no fueran los propios méritos y habilidad era inmoral.

Aunque su trabajo fue considerado demasiado radical por sus coetáneos, es sorprendente como muchas de sus propuestas «anarquistas» en la actualidad son consideradas como evidentes en la sociedad occidental actual. Ejemplos de ello serían los siguientes:

  • La gente debería ser juzgada sólo por sus propios méritos.
  • La guerra solo está justificada para proteger las libertades del país propio o las libertades de otro país.
  • El colonialismo es inmoral.
  • La democracia es más eficiente que otras formas de gobierno ya que permite que todos expresen su opinión en vez de centralizar el poder un una figura que puede equivocarse. No obstante hay que evitar que las decisiones de la mayoría pongan en peligro la libertad de aquellos que están en minoría.
  • Es mejor que el gobierno esté cerca del pueblo.
  • Los individuos deben ayudar a los que están necesitados.
  • Los criminales deben ser rehabilitados.
  • Todos deben tener una esfera de juicio privado sobre aquellos asuntos que no amenacen la seguridad y la libertad de otras personas (contrariamente a lo que las iglesias cristianas defendían en aquel tiempo).
  • La censura evita que la verdad sea reconocida y sólo debería ser admisible cuando existe un riesgo inmediato para la seguridad de la libertad de los demás individuos.

Por otra parte, su crítica a la educación estatal es algo que no ha sido aceptado por muchos, con la notable excepción de los liberales norteamericanos y los anarquistas.

Para Godwin, todas las reformas radicales que proponía habían de ser adoptadas tras un debate, y mediando un cambio maduro que resultase de ese debate. Así que, aunque Godwin aprobaba completamente los esquemas filosóficos de los precursores revolucionarios, llegó a ponerse al lado de Burke en cuanto a su oposición a la violencia como medio de alcanzar las reformas.

Hijo afectivo y siempre dispuesto a dar parte de un duramente ganado sueldo a más de un pobre, mantenía que una relación natural no podía tener deudas con ningún hombre, o que la gratitud a los padres o benefactores no tenía nada que ver con la justicia o la virtud. En una época en la que el código penal era tremendamente severo, discutía con seriedad sobre la conveniencia de todo tipo de castigos (y no sólo la pena capital).[1] La propiedad había de ser para el que más la necesitase. Sin embargo, pensaba que había necesidad de evitar toda violencia a la hora de poner en común la propiedad privada.

Notas

  1. Godwin no proponía la abolición inmediata del castigo. Pero se oponía a la idea de que era un imperativo moral castigar a alguien, en oposición a lo que habitualmente era aceptado en su época, y rechazaba que las leyes religiosas interfirieran con la vida personal. Sí dio, sin embargo, tres justificaciones para el castigo: ejemplo, rehabilitación y seguridad para el resto de la sociedad; aunque su esperanza siempre fue que llegaría el día en el que ni siguiera fuese necesario castigar a nadie sobre estos supuestos.

Bibliografía

SÁNCHEZ GARCÍA, Raquel «William Goldwin y la deslegitimación de la sociedad liberal» en Cuadernos de historia contemporánea, ISSN 0214-400X, Nº 23, 2001, págs. 195-216

SÁNCHEZ GARCÍA, Raquel «Aspectos económicos del pensamiento de William Godwin» en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, ISSN 0214-6185, Nº. 16, 1993, págs. 159-193

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